Tras el latente éxito del ‘MAGENTATRÓN 3000’, el cual nos ahorrará muchas penas en el futuro, llega el momento de reflexionar sobre las aventuras que nos trajo el Campeonato de España Universitario celebrado en Mérida, en el cual tanto Alberto como yo tuvimos el privilegio de representar a la Universidad de Valladolid. El tercer corredor debió haber sido Julit-O, pero no pudo asistir por culpa de las exigencias de su carrera, así que tuvimos que ser sólo dos, pero al menos dos Andand-O’s, los que representamos a la UVa en el sector masculino. Por el otro lado, tres jóvenes futuras corredoras de élite (si no, al tiempo) decidieron apuntarse a la aventura con nosotros: Cristina, Elena y Judit. Además pudimos contar con la inestimable colaboración de Javi Villares como 'Coach' del equipo, completando así la formación pucelana.
El Jueves a mediodía empezó el asunto. Algo más de 6 horas de autobús compartidas con los universitarios de Pin-Pong y los escolares de Castilla y León de ambos deportes nos llevaron hasta la capital Extremeña, donde se alojaban todos los participantes de la competición… ¿Todos? ¡NO! A algunos nos tocó aguantar otro paseíto en bus hasta Almendralejo, donde nos esperaba un maravilloso hotel de 4 estrellas, cuyo servicio dejaba bastante que desear… Lógicamente, y como buenos deportistas que somos, ese día nos fuimos a dormir ‘prontito’, ya que los más de 10 kilómetros del día siguiente no le dejaban a uno mucho cuerpo como para andar de juerga. Cabe decir que si algún día tenéis que compartir habitacíon con Alberto, y empieza a gritar a las 4 de la mañana sin razón aparente, no os asustéis, el pobre es así.
La carrera larga del Viernes no fue como uno se esperaba a primera vista. La gran distancia hacía prever que se le echarían unas horitas al campo, pero no fue así, ya que fue como correr constantemente por una alfombra con casi siempre poco pronunciados desniveles, que no te dejaban tiempo para pararte a pensar. Apenas cometí errores, siendo el más grave en la primera baliza, que me quedé buscando unos metros más atrás de donde en realidad estaba. Al final, Alberto logró sacar un decimoquinto puesto, que visto el nivel de los corredores, es una muy buena posición, mientras que yo me codeé con los de más abajo, consiguiendo la trigésimo octava posición.
Una vez de vuelta al hotel, teníamos una idea clara: Dormir… y en eso se basó nuestra tarde, ya que con una siesta de 4 horas poco te da tiempo a hacer después. Tras la cena, y como merecido premio a nuestro esfuerzo en la carrera, decidimos tomarnos unos buenos copazos, que dieron paso a unos no tan buenos chupitazos que a alguno nos pasaron más factura de la que nos gustaría reconocer. Pero claro, al día siguiente tocaba media distancia, por lo que nos fuimos a dormir unos minutillos antes de volver a coger el plano y la brújula, que el descanso es fundamental.
La carrera media trajo consigo chubascos y tormentas, que sirvieron para amenizar una carrera muy rápida en la que los túneles cada vez más estrechos que había que pasar llegaron a ser un problema para los más corpulentos, razón por la que hubo algunas quejas por parte de corredores. Puede que por la falta de descanso, o por la farrándula del día anterior, mi baliza 2 se convirtió en un escollo prácticamente infranqueable, lo que me hizo perder bastante motivación para el resto de la carrera y dejarme al final en cuadragésimo primera posición… ¡Menos mal que está Alberto para mantener el nivel!, El señor Conejo consiguió una gran decimo sexta posición, corroborando su buen estado de forma.
La tarde del Sábado fue similar a la del día anterior, pero la siesta se prolongó a las 4 horas y media, que había que recuperar fuerzas… Para luego poder gastarlas en los maravillosos garitos de Almendralejo, en los que misteriosamente puedes llegar a agarrarte un descomunal ciego sin gastarte un chelín (copas FREE!!), donde coincidimos con orientadores de otras universidades varias con los que hicimos algo más que comparar rutas alternativas…
Y de este modo llegó la hora del desayuno, la cual precedería al Sprint por las calles de Mérida. Las fuerzas flaqueaban bastante ya a estas alturas de competición, pero tocaba exprimirse para conseguir un buen puesto en la clasificación por universidades. Un fallo de un par de minutos en el punto 12 consiguió que tanto Alberto como yo (En efecto, los dos tuvimos el mismo fallo, y es que no distinguimos un acueducto en el plano cuando lo vemos) nos viéramos relevados a posiciones peores de las esperadas, consiguiendo un vigesimocuarto y trigésimo octavo puesto, respectivamente. Sin embargo, al final conseguimos la octava posición por universidades, lo cual no está nada mal, y ello fue en gran medida gracias a la actuación de nuestras chicas de la Uva en el sprint, que dieron el callo por nosotros.
Y de éste modo se llegó al final del CEU, que acabó como empezó: con 6 maravillosas horas de autobús, pero del que nos llevamos grandes momentos y anécdotas, algunas aquí compartidas, otras no aptas para el consumo público.
¡Qué recuerdos! En fin, aprovechadlo mientras podáis que la vida universitaria pasa rápido. Aunque siempre podéis hacer más carreras como Julito :)
ResponderEliminarMadre mia, elevamos el derroche físico a la máxima potencia. Lo de "copas FREE" lo mejor de Almendralejo!! jaja
ResponderEliminarEsperemos poder repetir el año que viene!
la estrategia de hacer que los galgos no duerman y lleguen perjuicados está muy bien... si vosotros llegáis en mejores condiciones que ellos! ;-)
ResponderEliminarLa primera parte de la estrategia fue bien... pero la segunda ya no tanto jeje
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