Cuenta la leyenda que allá por mayo de 2009 un rayo quebró el cielo. La Tierra comenzó a estremecerse, escupiendo fuego y sacando de sus adentros una fuerza nunca antes revelada. Toda la energía desprendida creó un ser omnipotente, un ente de movilidad sobrehumana capaz de elevarse por encima de sus homólogos.
Y toda esa potencia, todo ese cúmulo de energía, se reencarnó en uno de los seres más inocentes de la naturaleza: un Conejo. Coincidió que por aquel entonces discurrían los relevos de Liga Norte, y El Conejo no tuvo piedad, y sometió uno a uno a todos los rivales que iban cayendo a su paso.
A continuación entró en la contienda el capitán del equipo, el maestro de la técnica. Pero los rivales iban apareciendo y despareciendo de su alcance, parecía que cada vez estaban más lejos, aunque no pasaba nada, quizás en la última posta la Bestia podría despertar de nuevo.
Y vaya si despertó. Resulta que al terminar se pellizcaba, y no paraba de preguntarse si lo que realmente sucedió un par de años atrás había sido realidad, o simplemente un sueño del que no merecía la pena despertar. Pero todos despertamos, nos caímos de la nube y poco a poco nos fueron pasando por encima unos y otros. Un duro golpe, sin duda, pero una lección que permitirá a este equipo aprender para volver a estar dentro de un tiempo en esa posición de privilegio que nos permita soñar de nuevo.
Eso sí siempre nos quedarán nuestros Veteranos-B, que hicieron doblete los dos equipos de club. Así como las Damas–Senior, Hombres Junior y Veteranos-A que fueron capaces de alcanzar un merecido podio. Aunque aquellos que hace dos años dieron 40 puntos, esta vez perdieron su reinado. Pero, que nos quiten lo bailao…
