lunes, 22 de marzo de 2010

Cinco horas con Mario


Después de diez años en la orientación y habiendo participado en cientos de competiciones, hay una carrera que me ha marcado más que ninguna otra y con la que alguna que otra vez sigo teniendo pesadillas. Quería aprovechar esta entrada para compartirlo con los que entonces aún no estabais en este mundillo, y para que veáis que cualquiera puede tener un mal día en este deporte. Estoy hablando de la distancia larga de Liga Nacional celebrada en Urbasa (Navarra) en septiembre de 2004. Diecisiete primaveras yo tenía por entonces, me correspondía correr en H-18, pero el Profe tuvo la gran idea de subirnos a Julio y a mi a H-20...

Para empezar fui el último corredor en tomar la salida y aunque empecé bien, el calvario comenzó en el control 5. Creo que recordar que pasé por los controles 13 y 12 para después caer a los avituallamientos del camino y encarar la baliza desde más cerca, pero a partir de ahí los siguientes 45 minutos estuve bastante perdido. No sé cómo pero creyendo haber llegado a la zona debía estar buscándola cerca de la baliza 10… Mi último recurso fue empezar a correr en dirección Este para intentar llegar al camino forestal en el que había una cruz roja y desde ahí reubicarme. Lo conseguí y de ahí llegué a la baliza, no sin fallar en el ataque más de una vez e incluso pasarme a la baliza 6. Probablemente tardé más de una hora en ese control, pero nunca lo supe, luego sabréis por qué.

Esa fue la más dolorosa, pero después del trauma que me produjo tardar tanto en encontrarla, las balizas 7 y 11 también se me atragantaron y entre las dos probablemente tiré una hora más a la basura, de hecho buscando la 7 ya había decidido retirarme cuando al volver la encontré y seguí adelante. Curiosamente, si os fijáis, la baliza más complicada del recorrido es la 10, pues no sé cómo lo hice pero la clavé sin saber por dónde iba. Pero ahí no acaba la cosa. Exhausto tras toda la aventura me disponía a hacer la baliza 15 (ya al lado de la meta) y después de atacarla media docena de veces acababa siempre en la 16 y luego era incapaz de llegar a la que yo quería, y cuando por fin la encuentro…la tarjeta electrónica no pita, pues nada, a picar la baliza en el plano y así con las restantes (la 17 también me tuvo entretenido otros 15 minutitos de más). Total, que cuando llegué a meta (llorando de impotencia, por cierto, pero habiendo completado mi recorrido) ya habían desmontado todo y ni siquiera pude descargar la tarjeta. Por eso nunca supe mi tiempo total, ni parciales ni nada, pero por la hora que era (las 4.30 de la tarde, creo) me había tirado algo más de cinco horitas disfrutando de Urbasa.

Así que ya sabéis, si alguna vez os pasa algo parecido en alguna carrera, pues paciencia y a intentar pensar en que con eso se aprende. Cosas del destino es que cinco años después, la siguiente vez que corrí en ese escenario, ganamos los relevos de Liga Norte. Desde luego que nunca en mi vida he aprendido tanto en una carrera, y con razón, pasé más tiempo allí que el cartógrafo….

4 comentarios:

  1. Jajaja, cinco horas con Mario...y cuatro con Laura, con la diferencia de que yo hice la mitad de la carrera!!! La verdad es que después de esto, ya no nos asustó nada, fue un verdadero bautizo orientador. Eso si, espero que no se vuelva a repetir, jeje.

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  2. ¡Coño, coño, qué sorpresa! No sabía yo que existía esta página. ¡Vaya lo que he descubierto!

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  3. Pues no te puedes ni imaginar la preocupación de los responsables de sportident en la prueba, al ver que un jovencito del CDPO faltaba... Hasta buscamos al Profe por ver si de verdad faltabas o es que te habias olvidado picar la meta...

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  4. Normal que la gente del sportident se preocupara, no es normal que haya un cafre que se esté cinco horazas por ahí perdido...por suerte todavía quedaba bastante avituallamiento cuando llegué, creo que es mi mejor recuerdo de la carrera.

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